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Boca

¡Qué belleza el sonido en la escucha de esta voz protegida por la sombra que rompe el silencio! ¡Belleza que al llenar interiores engalana exteriores! cubriéndolos de la majestad inmanente de la ensoñación, la enseña que rejuvenece cualquier vivencia.

¡Qué fluir en esas sensaciones que acompasan la realeza pensante con la destreza actuante! ¡El demiurgo en hojarasca de libros que filosofa y siente, el síntoma de que el mundo vibra! a cada palabra que escucha sus rincones y en su nitidez exhibe la creación del universo que hace temblar cualquier gusto mío, por más elocuente y diáfano que sea, y reduce el ser al agua de la fuente que dilatada la contiene y refleja las nubes, a la vereda que lleva al otro lado del sol, a las esperanzas refugiadas entre la gente que ora y eleva sus plegarias.

Tanta abierta belleza y tantos interiores y exteriores dilatados, por el dios ensoñación son sometidos. Boca, lengua, palabra y escucha hacen de la erudición el malestar del momento. Las sensaciones entorpecen los ideales y las ideas hacen polvo la magia con que pronuncias el mundo.

Cualquier pronunciamiento arrincona el alma y las vibraciones contristan las voces. La regularidad hablante, el espectáculo arrogante que posees, los árboles que llenan bosques, documentan el espíritu. ¿Continúo la escucha o de la escucha revelo los secretos que mueren con nosotros?  

Intermitencia floral como alas que hablan, traducción sacra, irrealidad que nombra esta realidad que huye, timbre de las almas, ¡abandóname a mi fiel reducto! En tu libertad habita tanta belleza como cielos en tus notas. Cada silaba evoca de la sombra que presides el camino a la perdición gloriosa del estar enamorado tras el silencio. Mi correo es ricardocaballerodelarosa@gmail.com

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