Debes saber cómo cuidar tu ropa de invierno, ya que hay una frase muy común que cuando llega el frío parece ser el lema de todos: ¡a desempolvar los abrigos! Y claro está que durante el verano la mayor parte de las piezas de abrigos (ropa de invierno), sobre todo las más pesadas, permanecen al fondo del clóset, resguardadas de la humedad y del polvo. Al momento de darle la vuelta al armario podemos encontrarnos con sorpresas, desde manchas sobre los tejidos de algunas prendas, hoyos pequeñitos hasta el olor desagradable -más bien extraño- de la ropa con exceso de humedad. Y es que al comenzarlas a guardar -al término del invierno– es crucial asegurarnos de las condiciones de nuestro armario. El exceso de humedad y la nula luz solar afectan de manera directa a las piezas que guardamos al fondo.
Claro está que la ropa de invierno sugiere una mayor atención y cuidado al tratarse de piezas compuestas por materiales y texturas mucho más complejas y delicadas. Los tejidos que nos protegen del frío suelen ser de lana, piel y cashmere, y todas, son muy vulnerables a la humedad ambiental. Su función principal es mantener la temperatura corporal controlada y, quizá, por esa razón el agua representa un enemigo.
Cada material – tejido requiere de ciertos tratamientos que ayuden a preservar su estado original por mucho más tiempo. Conocer sus necesidades y aprender a tratarlas nos abre más posibilidades de que nuestras prendas tengan una vigencia de vida más amplia. Dividimos los tejidos más populares de la ropa de frío y enlistamos los trucos que debes aplicar. Así es como debes cuidar tu ropa de invierno.
Suéteres de lana
Los suéteres son un emblema para el frío, ya sean en tejido de punto grande o de cashmere liso, todos cumplen la función de resguardarnos de los primeros días fríos. Después de su uso, estos deben tener una limpieza en seco. Posteriormente, se tiene que evitar el colgado en ganchos. El tejido, por el mismo peso, puede deformarse. Lo ideal es doblar las prendas y no guardar los suéteres todos juntos -el suéter de lana necesita respirar– A la par de que se sugiere eliminar las pelusas acumuladas. Las bolitas de algunos suéteres se retiran a través del afeitado.
Como dato, los hoyos “misteriosos” aparecen por la acción de la polilla de la madera en la ropa. Verifica, constantemente, que la madera del clóset esté siempre en buen estado.
Terciopelo, Gamuza y Suede
Antes de todo, es necesario leer las indicaciones de la etiqueta. Los tejidos como el terciopelo y el suede están hechos para ser lavados en seco. Además, estos no pueden plancharse con planchas de metal. El ante, por su parte, es enemigo del agua. Procura erradicar el contacto directo con la lluvia.
Prendas de plumas
Cada vez que se limpia un abrigo de plumón, los interiores comienzan a desgastarse. Lo ideal, y prudente, es limpiar solo las zonas más sucias con un cepillo de cerdas suaves y alguna espuma removedora. Nunca debe lavarse con agua toda la prenda. El lavado en seco en tintorería es imprescindible.
Fake-Fur
Hablar de pelo real en 2019 no suena nada bien. Sin embargo, su sustituto también necesita de cuidados. El material sintético en contacto con el agua tiende a estropearse y, en exceso, o al estar en un lugar demasiado húmero por mucho tiempo, comenzar a generar el terrible «moho». Si en días de lluvia tu abrigo se moja, al llegar a casa asegúrate de retirar el exceso -o lo más posible- sacudiéndolo fuertemente. En un lugar seco y caliente, cuélgalo hasta que seque por completo.