La ingesta frecuente de las llamadas “comidas vacías”, altas en calorías y sin nutrientes, constituyen gran riesgo para la salud; se asocian a sobrepeso, obesidad, desnutrición y enfermedades crónicas, por lo que es de suma importancia orientar a la población en mejorar sus hábitos alimenticios, afirmó el director general del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste), Pedro Zenteno Santaella.
Al conmemorar el Día del Nutriólogo y la Nutrióloga, el titular del Issste felicitó a profesionales de la nutrición, cuyo gran reto y responsabilidad es promover hábitos de alimentación saludable para combatir el sobrepeso y la obesidad, que en México afecta a 35.6 por ciento de niñas y niños de entre 5 a 11 años; 35.8 por ciento de personas de 12 a 19 años, y a 75.2 por ciento de adultos de 20 años y más, como consta en la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2018.
Señaló que el instituto dispone de personal altamente capacitado para apoyar y fomentar hábitos saludables en personas derechohabientes.
Por lo anterior, el Issste valora el trabajo y esfuerzo de estos profesionales al considerarlos pieza fundamental del equipo multidisciplinario de salud en la tarea de prevenir, controlar y combatir enfermedades crónico-degenerativas, como diabetes e hipertensión, que representan 31 por ciento de los motivos de consulta externa en el instituto y están asociadas con hábitos no saludables de alimentación, puntualizó Pedro Zenteno.
La jefa del Servicio de Alimentación y Dietética y nutrióloga del Hospital Regional “Gral. Ignacio Zaragoza”, Stephania Escamilla Zarco, explicó que el sedentarismo y el alto consumo de “comidas vacías”, término que se refiere a los alimentos que poseen gran cantidad de calorías y carecen de nutrientes como proteínas, vitaminas y minerales, constituyen una de las principales causas de obesidad y sobrepeso.
El reto que tenemos como nutriólogos, dijo, es promover e inculcar en la población buenos hábitos de alimentación y demostrar que una comida saludable también puede ser sabrosa, variada, equilibrada en nutrientes, completa y adecuada para cada grupo poblacional, además de estar siempre complementada al hábito de la actividad física cotidiana en todas las etapas de la vida.
Recomendó a las personas “no esperar a que la enfermedad aparezca o el medicamento sea la solución a todos los problemas, sino atacar desde la raíz y empezar a revisar de manera responsable nuestra ingesta alimentaria; no omitir tiempos de comida, evitar ayunos prolongados y revisar las porciones de algunos alimentos son algunos ejemplos para mejorar hábitos alimenticios”.
El principal problema, derivado de una alimentación no saludable, es el sobrepeso y la obesidad, que a su vez pueden generar enfermedades cardiovasculares, insuficiencia renal, diabetes mellitus e hipertensión, padecimientos que figuran entre las primeras siete causas de carga económica de enfermedades en el instituto, como registra el Informe financiero y actuarial 2021 del Issste.
La especialista explicó que el exceso de peso corporal es también una cara de la desnutrición, otras pueden expresarse en delgadez y debilidad extrema con problemas de anemia, deficiencia de nutrientes como hierro, que a largo plazo debilitan nuestro sistema inmune, encargado de combatir enfermedades por bacterias y virus.
Para orientarse en la selección de alimentos, sugirió poner atención a las etiquetas hexagonales negras que se colocan en los empaques de los productos industrializados a la venta, “nos advierten que los ingredientes de ese producto pueden ser dañinos para la salud”.