Gotas de anochecer resultan
tiempo fundante del cuerpo
que se descubre en el tacto
que con tacto y yerros se llega
al origen de una realidad asequible
con los ministerios de la conquista
de la redondez del sabor inicial
del amanecer de los ritos del amor
que juega a convertirse en cauda
y que acompaña aclarándolo
al clarecer de palabras que seducen
mientras se acomodan espumas
las que recogen orgías por venir
en tanto el clarear se hace humo
con las cortinas que alborotan la luz
del arborecer tunante de acéfalas ninfas
que tejen con sus alas al ser nuevo
dándola a la creadora amorosa
tan amplia y ensimismada
que ronda nuestras camas e incertezas
mientras admira el alborear primaveral.
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