Por María Eugenia Mora
Acallar la mente es un ejercicio complicado, mantenerla tranquila es casi imposible para la mayoría de las personas.
Las presiones cotidianas, los problemas personales, la influencia social y en ocasiones nuestra turbulencia interna harán que nuestra mente esté fatigada.
Incluso existen varios estudios respecto a que si eres de las personas que no deja de pensar o le está dando vueltas y vueltas a los pensamientos, esto habrá de tener algunas consecuencias.
Investigaciones refieren que: si tienes la costumbre de revivir tus conversaciones, rumiar tus decisiones y preocuparte por situaciones hipotéticas, es muy probable que no estés dejando descansar el cerebro. Más aún, esta tendencia obsesiva se ha vuelto una especie de epidemia.
Un estudio de la Universidad de Michigan ha descubierto que el 73% de los adultos de entre 25 y 35 años pasan demasiado tiempo rumiando pensamientos obsesivos, así como el 52% de las personas de entre 45 y 55 años. Por ello se dice que es una práctica peligrosa con muchas secuelas en el bienestar.
QUÉ LE PESA A TU CUERPO CUANDO PIENSAS DEMASIADO
Como primera premisa se ha comprobado que es menos probable que actúes; es decir te paralizas; cuando te obsesionas con un pensamiento tu mente crea tantas opciones, posibilidades y escenarios que te hace imposible tomar una decisión, un concepto llamado parálisis del análisis, pierdes creatividad, tus niveles de energía descienden, duermes peor y también tus hábitos de comida pueden cambiar, tal vez dejes de tener apetito o por el contrario te de demasiada hambre.
En este contexto, los seres humanos pareciera que estamos destinados a preocuparnos, haciéndonos innumerables cuestionamientos como ¿Qué me deparará el futuro?, ¿Qué problemas enfrentaré cuando esté mayor? ¿Cómo moriré? ¿Qué mundo en el futuro vivirán mis hijos o mis nietos? ¿El agua y el combustible se terminarán y con ello la civilización? En fin, esa incertidumbre que ni el dinero, ni el gran empleo, ni el éxito en sociedad pueden contrarrestar ha generado más angustias y preocupaciones de las necesarias.
Según mi punto de vista, no sólo tranquilizar la mente, sino verdaderamente tener una armonía mental con tu alma es tarea cotidiana y aquí van las recomendaciones que podemos hacer si es que deseamos tener una mejor calidad de vida.
CÓMO PUEDES TRANQULIZAR TU MENTE
Se recomienda escribir a mano un registro de tus preocupaciones 20 minutos antes de dormir, y por qué a mano, porque tu cerebro lo registra mejor y te puede ayudar a salir de esa espiral interminable.
Hablar con un psicólogo, un amigo o un ser querido te puede mostrar una perspectiva nueva para que te des cuenta de que algo que parecía terrible o complejo no lo es, a fin de cuentas el mundo actual nos permite tener acceso a muchos conocimientos y terapias que nos pueden sacar adelante.
Sin embargo, en lo personal creo que los métodos que nos acercan más a lo espiritual nos motivan a estar en paz, como son la meditación que te puede ayudar a descongestionar tu mente, aunque necesitarás un poco de práctica y paciencia.
La oración, es también una poderosa energía vibrante que te conduce a un punto de bienestar y te mantiene sereno y en armonía. La palabra tiene poder y si elevamos nuestras plegarias al mundo espiritual, a Dios, estoy completamente segura de que algo bueno sucederá.
Es decir, abracémonos a nosotros mismos con nuestra más poderosa herramienta: nuestros pensamientos, y mantengámonos en el umbral de la fe, que origina milagros para aceptar lo que no podemos cambiar, traduciendo muchas veces nuestro dolor en acciones positivas para el mundo, como generar bienestar para otros, después de todo, nadie vendrá a salvarnos de nosotros mismos.
Les abrazo y les bendigo.
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