La catedral de Puebla abrió, por única ocasión en el año, este viernes 1 de noviembre, la Capilla de las Santas Reliquias, ubicada a un costado del altar Mayor, espacio en el que se encuentran restos de santos y beatos.
En el marco de la celebración dedicada a Todos los Santos, la arquidiócesis de Puebla permitió que fieles y visitantes pudieran ingresar por la mañana y por la tarde, al espacio en el que se encuentran restos humanos y pertenencias personales de personas que fueron elevadas a los altares.
Francisco Vázquez, rector de la Catedral de Puebla, explicó que desde que comenzó a construirse el edificio religioso más importante de la arquidiócesis, se decidió construir un espacio para que albergara los restos mortales de los santos y las santas de la Iglesia Católica.
“La catedral cuenta con más de 400 piezas de reliquias de primer grado. La Capilla de las Santas Reliquias cuenta con más de 100 piezas de santos; y alberga una especie de relicario donde se guardan más de 40. En la parte central de la Capilla hay osamentas y también tienen reliquias de santos y santa”, comentó.
A lo largo del día dedicado a Todos los Santos, miles de poblanos y visitantes recorrieron la catedral de Puebla, pasaron por la Capilla de las Santas Reliquias y otros altares donde se encuentran restos de los santos.
“Se exponen en la Catedral de Puebla las reliquias de los santos mártires que se encuentran en la Capilla de las Santas Reliquias y en los altares de San José y de San Miguel para que los fieles puedan venerarlas, y así admirar la obra de Dios realizada en ellos, aprender de su ejemplo y para los creyentes católicos pedir su intercesión”, expresó.
Dentro de la Capilla de las Reliquias, los restos de los santos se encuentran en la urna central, de origen filipino; así como en bustos de yeso elaborados por la academia de las Bellas Artes.
Entre los restos de santos se encuentran los de san Basilio, san Sotero Papa, san Cornelio, santa Catalina de Siena, san Irineo y otros.
De forma adicional, se encuentra una escultura de madera del Beato Juan de Palafox y Mendoza, obra del autor madrileño, Antonio José Martínez Rodríguez, que a la altura de su pecho tiene un relicario con un hueso de quien inició la construcción de la catedral.