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Selección de bronce que vale oro

Gran partido de la selección mexicana olímpica que gana el partido 3-1 a Japón. Bronce para el cuadro de Jaime Lozano que se despide de la dirección técnica.

La Selección Mexicana Olímpica venció 3-1 a Japón y se quedó con la medalla de bronce, la cuarta para la delegación en Tokyo 2020 y la segunda en la historia que otorga el futbol en Juegos Olímpicos.

Una revolución táctica y explosiva que valió una presea en Saitama, un logro que sabe más dorado que nunca para los dirigidos por Jaime Lozano y, de repente, todo cobró sentido: los nervios ante Francia, la incertidumbre ante los nipones en grupos, la furia ante Sudáfrica, la garra ante Corea y hasta la disciplina ante Brasil: un metal derretido a fuego lento y materializado con un cordón que dejará la estela de Tokyo 2020.

Más que un partido, el Tri tuvo un monólogo, Sebastián Córdova anotó el primer tanto del partido vía penal a los 13′ para coronar lo que era ya un dominio importante ante los nipones. Cual equipo experimentado de mil batallas y milenarias gestas, México no se achicó y presionó para tratar de quitarle la espada al samurai de enfrente.

Un cabezazo de Johan Vásquez a los 22′ ratificaba la superioridad tricolor en Saitama, una vez más, en jugada a balón parado, al igual que el tercer gol, aquel que hizo cerrar puños y gritar a un país que dormía en los Juegos Olímpicos pero que acabó por levantarse, un tanto de Alexis Vega a los 58′ que hizo oficial la goleada y un nuevo logro en el balompié y en el que el propio jugador de Chivas protagonizó un festejo que quedará para la posteridad junto con Diego Lainez quien tenía segundos fuera de la cancha por lesión.

La tenacidad de Japón fue también premiada: los locales descontaron con un tanto de Mitoma, la anotación de mejor manufactura del compromiso, un premio insuficiente para un México que había bajado los brazos, que ya tenía fallas increíbles de Henry Martín y Uriel Antuna como para saludar con la ‘manita’ a los del archipiélago y que ya recurría cada vez más a Ochoa para evitar un susto que, a final de cuentas, llegó a los 78′.

Sin más, los de Jaime Lozano también supieron cómo cerrar el encuentro, apagar la fundición de una medalla tan esperada como anhelada. Un metal que no pesa lo mismo que el conseguido en Wembley, pero sí más tangible que la decepción en el Azteca en México 68. Segunda presea del futbol en la historia olímpica, cuarta de la delegación en Tokyo 2020 y un ‘bronceado’ tan perfecto que luce áureo.

#YoMeQuedoEnCasa

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