Investigadores de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) desarrollan proyectos para la transformación y reutilización de residuos orgánicos en fertilizantes y elementos que impulsen la producción agrícola.
De acuerdo con el proyecto VermiBUAP, José Cinco Patrón Ibarra, investigador del Instituto de Ciencias de la máxima casa de estudios del estado (ICUAP), se pueden aprovechar los residuos sólidos urbanos en la capital del estado a travé
s de la metodología de lombricompostaje.
El proyecto que busca la preservación del medio ambiente a través de la transformación de residuos orgánicos, evita la generación de malos olores y fauna nociva en los hogares y, en general, en la ciudad.
El lombricompostaje, una metodología sencilla, económica y limpia, permite la producción de un fertilizante sólido y líquido que mejora las características de las plantas y cultivos donde es ocupado.
La investigación desencadenó el desarrollo del proyecto VermiBUAP que permite la transformación de decenas de toneladas de residuos sólidos orgánicos en abono, así como litros de extracto líquido de lombricomposta, productos que pueden ser utilizados para los cultivos.
VermiBUAP que ya es una marca registrada de la BUAP, es fertilizante en dos versiones: sólido, el cual nutre, abona y fertiliza el suelo, mientras que el humus líquido se enfoca más en la nutrición de las plantas.
La ventaja radica en que, en comparación con otros productos del mercado, el producto universitario es orgánico y apto para la producción de alimentos, porque no contiene patógenos ni sustancias dañinas para los seres humanos que lo aplican y los alimentos que se producen.
El proyecto que encabeza Cinco Patrón impulsa que, de forma previa, se enseñe a las personas a separar de forma adecuada sus residuos, y no se aceptan desechos como materia fecal, servilletas con secreciones, ni animales muertos como ratas o perros. Esto reduce los riesgos sanitarios porque la recepción se enfoca a desechos prácticamente limpios.
VermiBUAP se consolida así, como un ejemplo de transferencia tecnológica de la BUAP en favor de cientos de productores de maíz, frijol, jitomate, lechuga, calabaza, chile, árboles frutales, flores, entre otra, que han podido reducir el uso de fertilizantes químicos hasta en un 50 por ciento.
Una vez que se tienen los desechos se colocan en unas camas de lombricomposta, las cuales solo contienen residuos orgánicos que se adicionan con un compuesto de bacterias que permiten acelerar el proceso de descomposición y en un periodo de 45 días se inoculan con lombrices rojas tipo California para que estas coman la materia presente. Posteriormente, transcurridos de tres a cuatro meses, se realiza un vaciado de las camas, cada una de 10 toneladas, se procede a un cernido y después se empaqueta el fertilizante.
“La lombriz excreta el material que justamente sirve como fertilizante, se trata de una ‘tierra’ rica en compuestos, la cual adicionamos con otras sustancias como son ácidos húmicos y fúlvicos que enriquecen el compuesto y potencializan los resultados”, detalla la investigación.
