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Dones en la vía

Por Ricardo Caballero de la Rosa

No hablaba del amor sino de aquella intimidad accesible a pocos, su vivencia.
En sus manos frías se gobernaba esa expresión de amor única e irrepetible.
La naturaleza se encargaba de enviarle su disciplina y helar piel y entrañas.
Así respondía con humano calor la torpeza inextinguible de una vida insensata.

Un velo le prodigaba la única razón de existencia, breve, apenas un toque.
La miraba caminar con el golpe de la mar entre el costado y la razón.
Sentada en el columpio imprimía su ritmo al contorno celestial y eran uno.
Al dirigir los pasos hacia el reloj humano caí en la trampa del inaccesible amor.

Arrodillado capté la humedad a través del tacto en el aire suspendido.
Quité con placer y emoción las sandalias y apresuré el golpe al tocar esos pies.
Un cólico apretado envolvió el contenido espectáculo rodeado de brisa.
Brusco el aullar del agua reclamando a la arena el robo de su carne espumosa.

Juntos éramos invencibles y movíamos el planeta en sendos péndulos.
El ir disparado a los planetas con un sol que se apagaba a nuestras espaldas.
Regresar hacia un futuro insípido como cuando caen rostros y sienes.
Cada aspiración y dejábamos a la luna su comarca y el temple de su estirpe.

Ya los columpios hacían lo suyo y reflejaban cantos de infancia en el parque.
De niños éramos multitud. Con el tiempo nos hicimos maduros y sueños.
¡Muéstrame tu párpados, esos delirios de lluvia!
¡Dame la altura de tu sonrisa con que premias la vertical del cielo!

Corriendo el abismo a los pies regresó la marea alta y regresamos.
Tú enseñándome esa intimidad que corrige lo bello y sublime abierto.
Yo discutiendo el dorso del pétalo que brota de esa intimidad.
Y la teoría de amor que expresa del amor su íntima parsimonia.

Tiempo después el ir y venir torció la página en blanco y le dio rostro.
A cada vuelta en él me reconozco y tiemblan aún las rodillas sorprendidas.
Me calmo mientras enseño a cada golpe de escritura esa intimidad esfumada.
El regazo universal y sus dones en la vía de una intimidad inalcanzable.

Mi correo es ricardocaballerodelarosa@gmail.com

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