martes, abril 16, 2024
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Si las uvas pudieran hablar… esto te dirían

¡Las uvas no solo son divinas para beber!

Durante 2017 un encabezado inundo el internet “Hicieron una cirugía a una uva”. ¡Y lo hicieron! Un video mostró a un pequeño robot haciendo incisiones delicadas en mi delgada piel púrpura antes de tirar hacia atrás la capa traslúcida para revelar mi jugosa carne de color verde amarillo debajo.

El video era para demostrar las habilidades exigentes de la herramienta quirúrgica, pero esa frase absurda. “Hicieron cirugía a una uva”, atrapó a millones y se convirtió en un meme.

Mi popularidad es anterior a mi fama, por supuesto. Después de todo, me convierto en vino. Residente de Norteamérica desde antes de los peregrinos, mis variedades nativas no eran buenas para el vino, pero unas de Asia y Europa si que lo eran. Los primeros pobladores aprendieron que en las condiciones adecuadas, me fermento bien, solo cosecha mis racimos, tritúralos hasta convertirlos en pulpa y deja que los buenos tiempos pasen.

No fue hasta después, que la microbiología explico que mi piel (mientras no haya sido sacada por un robot), tiene naturalmente lo necesario para la fermentación. Los romanos extendieron la elaboración de vino a casi todas las tierras que conquistaron. Quizás Julio Cesar debió decir veni, vidi, vici.

Por desgracia, todo ese mundo del vino casi se perdió en el siglo XIX. Las primeras señales de alarma aparecieron con un tipo llamado Thomas Jefferson. Después de estar en Europa en una misión diplomática, Jefferson tomo interés en los vinos franceses y decidió averiguar si podía hacer un buen vino en su finca Monticello en Estados Unidos. Plantó uvas europeas en sus campos, después las miro morir. Aunque él no lo sabía, las plagas americanas habían causado estragos en el injerto europeo.

Desastrosamente, algunos europeos curiosos habían enviado vides americanas a sus costas para hacer sus experimentos. Esas uvas llevaban pequeños insectos parecidos a los pulgones llamados filoxeras, probablemente los mismos culpables del fallo de Jefferson. Al final de 1800 la pestilencia Jefferson había destruido el 90% de los viñedos europeos, echando siglos de tradición a la basura.

Los científicos que descubrieron como salvar la industria del vino en Europa, le dieron un giro a mi historia trasatlántica. La solución fue injertar variedades de vid del Viejo Mundo en porta injertos estadounidenses resistentes a las plagas. Así es: casi todo el vino europeo que se cultiva hoy día, proviene de buenas raíces americanas.

Mientras los europeos lidiaban con la perdida de sus uvas para vino, un ministro medico abstemio en Nueva Jersey, Thomas Bramwell Welch, se dispuso a evitar que mi jugo fermentara en vino. Como buen físico, Welch estaba al tanto del trabajo de Louis Pasteur en cuanto a la pasteurización de la leche para hacer seguro su consumo.

El Dr. Welch decidió hacer lo mismo con mi jugo, él lo calentó para matar la levadura que me convertiría en alcohol. Así nació el jugo de uva.

Conocido primero como “vino no fermentado” el producto del Dr. Welch protagonizo la feria mundial de 1893. Para 1913 el secretario de estado William Jennings Bryan sirvió esta bebida en lugar de alcohol en un evento diplomático formal. Los adultos sobrios y los niños amaron esta bebida dulce, (como consecuencia aparecieron más caries en sus dientes, el Dr. Welch que irónicamente también era dentista, probablemente no predijo este efecto secundario).

Los humanos también encuentran placer en comerme.

Hasta mis variedades más comunes como la semilla verde Thompson y la púrpura Flame, pueden ser consumidas a puños o poner en una tabla de queso para adornar.

Si la salud es tu preocupación, te gustará entonces conseguir las variedades con piel más oscura, los pigmentos de tonos profundos son la fuente más abundante de resveratrol, en el mundo botánico un antioxidante acreditado con propiedades antienvejecimiento.

Por supuesto me convertí en un bocadillo seco producido en masa, como muchos niños de escuela deben saber. Cualquiera que haya vivido en la década de los 80 recordará esas pequeñas cajas rojas de pasas.

Igualmente recordarán mi paso por la cultura pop, personas bailando en la televisión “I Heard it through the grapevine”. La grabación de los Raisins del éxito de Marvin Gaye aterrizo en la lista de 100 mejores canciones de Billboard.

En la actualidad la industria de las pasas está marchitándose, y la cantidad de acres de uvas sin semillas cultivadas para las pasas, se ha reducido a la mitad en los últimos 19 años. Para combatir ese problema, SunMaid la compañía que tiene cerca del 40% del mercado de pasas, cambio de administración recientemente, introdujo pasas agrias y lanzo una campaña aprovechando la nostalgia por este clásico snack.

Pasas caseras

Rocía un papel encerado con aceite para cocinar. Coloca uvas sin semillas sobre el papel y cocínalo a 38°C, hasta que estén arrugadas pero aun un poco regordetas, aproximadamente 4 horas. Deja que se enfríen y utiliza una pequeña espátula si algunas se pegan.

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