El gobernador de Puebla, Luis Miguel Barbosa Huerta, realizó un cambio en sus políticas de gobierno y estableció un “golpe de timón”, al establecer su distanciamiento con el gobierno federal en materia de políticas económicas, cuestionar las decisiones del subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud federal, Hugo López-Gatell Ramírez, y proponer cambios en el ciclo escolar para Puebla ante la contingencia generada por el coronavirus, explicó Anna Laura Montiel Álvarez, investigadora en imagen y ciencias políticas en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Como parte de sus análisis sobre la construcción de la imagen de políticos mexicanos, la especialista comenzó el análisis de diferentes personalidades en el país tomando en cuenta el modelo propuesto por Dan Nimmo y Robert Savage en su libro “The Image”, en el que explican que la imagen es una construcción mental que los humanos realizan basado en atributos percibidos y proyectados por un objeto, evento o persona.
Al iniciar su análisis en torno al gobernador de Puebla, Luis Miguel Barbosa Huerta, Montiel Álvarez destaca que el mandatario poblano se había presentado como un político que no cuidaba las formas y que, hasta cierto punto, tomaba a la ligera la pandemia del coronavirus con declaraciones del mes de marzo como que “los ricos solo tienen riesgo”, la “vacuna contra coronavirus es un plato de mole de guajolote” y “el caldo de pollo” para evitar el covid-19.
En entrevista para MILENIO Puebla, Montiel Álvarez señaló que las decisiones de la segunda semana del mes de mayo son totalmente diferentes y marcan una nueva postura para presentarse como un político que asume su responsabilidad como mandatario y establece su distanciamiento con el gobierno federal.
“En el caso de Miguel Barbosa tenemos un tema muy interesante. Le parece poco relevante su imagen en público y parece que le tiene sin cuidado ante la pandemia. En marzo hace una declaración lamentable: los pobres son inmunes. No cuida las formas y continúa con sus declaraciones como la recomendación de la ingesta de caldito de pollo. Ahora vemos un parteaguas entre la imagen de una falta de sensibilidad y a partir de la semana pasada, rechaza decisiones del gobierno de Andrés López Obrador y encara el problema. Barbosa explica que no asumirá los cosos y rompe con el lazo con el gobierno federal”, comentó.
Agregó que el mandatario Luis Miguel Barbosa Huerta asume que no habría capacidad en hospitales para atender un segundo brote y se presenta como un político con experiencia y comienza a tomar decisiones.
“En términos de imagen política, va más allá de la apariencia física. Podemos observar que hay un Miguel Barbosa que había tomado a la ligera el coronavirus, pero a partir de la semana pasada, me parece que actúa y realiza un acto de responsabilidad y de liderazgo. Hay un parteaguas en la imagen”, expresó.
Señaló que el liderazgo de un político se puede medir a partir de su capacidad de decisión y el mandatario poblano se presenta como un mandatario que asume responsabilidades y ejerce sus facultades ante la población.
“Barbosa muestra un liderazgo a nivel nacional y con facultades que tiene ante población. En el caso de un liderazgo, no hay nada más importante que la capacidad de decisión. Asume su responsabilidad y me parece muy importante en términos de liderazgo”, manifestó.
Por último, Montiel Álvarez resaltó que, para los políticos, la imagen construye lealtades, brinda confianza y también es útil para sensibilizar a la población, como está sucedido ante la pandemia del covid-19.
“El valor de la imagen política comienza a tener mayor relevancia porque descubren los partidos políticos que un arreglo personal puede influir en la decisión de los votantes; más allá del partido político y su ideología. El contenido de la imagen se basa en aspectos emocionales porque son subjetivos y abstractos. Pero también está vinculado con aspectos relacionados con la experiencia de las personas, son cognitivos, afectivos y conativos”, finalizó.
