jueves, abril 25, 2024
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La trágica vida de Isadora Duncan

La fundadora de la danza moderna, nació un 27 de mayo de 1877.

En esta ocasión hablaremos una mujer que no solo revolucionó el ballet clásico sino que se atrevió a pensar y expresarse con libertad, din importar lo que dijeran de ella, la bailarina estadounidense Isadora Duncan, pero ¿quien fue ella? Isadora fue la fundadora de la danza, nació el 27 de mayo de 1877, en San Francisco California, Estados Unidos, su verdadero nombre Dora Ángela Duncan fue hija de Joseph Charles, era un banquero prestamista y Dora Gris, profesora de música; fue la menor de cinco hijos. Siendo muy pequeña, sus padres se divorciaron y su padre los abandonó. Por esto la familia pasó por muchas dificultades económicas.

Dora la madre de Isadora, empezó a impartir clases de piano a fin de solventar los gastos, después fundó una escuela de danza. Los dos hijos mayores colaboraban como profesores en la escuela de su madre. Con apenas 10 años, Isadora decidió interrumpir sus estudios de primaria y dar clases con sus hermanos a los alumnos más pequeños. Más adelante, la familia se mudó a Chicago. Allí, Isadora estudió danza clásica. Pero un incendio dejó a la familia en la calle y, como consecuencia, tuvieron que mudarse de nuevo, esta vez, a Nueva York. En la gran ciudad, la joven Isadora con 17 años consiguió hacerse un hueco en la compañía de teatro del dramaturgo Augustin Daly, con quien se presentó en varios escenarios. En 1898, el padre, todavía ausente, murió trágicamente en un naufragio.

La bailarina también estudió arte en el Museo Británico de Londres. Su primer debut profesional fue en 1899 en Chicago, al que le siguieron giras por Europa y Estados Unidos. En 1902 Isadora compró la colina de Cópanos, cerca de Atenas, para establecer un templo de la danza, pero por razones económicas, ese proyecto no prosperó. Años más tarde, abrió escuelas de ballet en Francia, Alemania y Rusia. Daba recitales de danza y estableció escuelas cerca de Berlín (1904), París (1914) y Moscú (1921).

Quizás por su admiración a los clásicos europeos de la música, Isadora Ducan se empeñó en viajar a Europa. Convenció a su familia para hacerlo a pesar de que, en aquel entonces, el movimiento migratorio se daba a la inversa: de Europa a Estados Unidos. Los Duncan se instalaron en Londres y, más adelante, en París. Isadora dedicó mucho tiempo a la contemplación del arte griego en los grandes museos de Europa. Adoptó para su danza varias de las posturas que veía en las esculturas. Sus experiencias previas y estos hallazgos comenzaron a darle forma a su estilo, que cambió para siempre la historia de la danza.

El baile de Duncan se caracterizaba por movimientos libres y fluidos enmarcados en la máxima expresión emocional interna. Isadora estaba convencida de que no era su cuerpo el que bailaba, sino su esencia, su alma, su interior. Era amante de los cánones de belleza de la antigua Grecia, de tal modo que en sus actuaciones se vestía con una túnica transparente, con los pies, brazos y piernas desnudos, y con su largo cabello suelto. A pesar de que los críticos no soportaban ver a una mujer irreverente que bailaba descalza, con una túnica y sin maquillaje, admitían que en su danza había un arte original y apasionado. Improvisaba y creaba en plena escena. Atrás quedaban los tutús, los velos y los movimientos rígidos de la danza clásica.

A través de la ejecución de su baile provocó en el coreógrafo ruso Mijáil Fokine, una enorme influencia en el ballet del siglo XX, así como a coreógrafos estadounidenses como Ruth St Denis y Ted Shawn. La escuela pronto se extendió y fundó compañías de danza en varios países europeas, incluyendo Alemania, Francia y Rusia. Como era de esperar, en sus comienzos, fue duramente criticada. Sin embargo, en poco tiempo, despertó la admiración de los conocedores y los críticos. No solo era irreverente en el mundo de la danza, sino que también su vida personal estaba llena de escándalos para la época. Así, Isadora Duncan decidió olvidar las imposiciones del momento y ser madre soltera de dos hijos.

Tuvo muchos amantes, algunos de ellos muy famosos. También corrieron rumores acerca de su supuesta homosexualidad, pero no existe ninguna evidencia de que haya sido así. Resultó una personalidad tremendamente escandalosa para la época. En una ocasión, se quitó la túnica y expuso su pecho desafiando al público en torno a la autenticidad de su danza. En Argentina, bailó el himno nacional del país en un bar. No era nada cuidadosa con sus finanzas y, como consecuencia, tuvo que pagar la cuenta de un hotel con un abrigo de piel y algunas joyas de su propiedad. En Estados Unidos, la apodaron despectivamente como ‘zorra comunista’, por una arenga que desgranó frente al público.

Fue una transgresora también en su vida privada, vivió siempre al margen de la moral y las costumbres tradicionales: era atea, bisexual, socialista y partidaria del amor libre, tuvo varios amantes. El momento más difícil de su vida, sin duda alguna, tuvo lugar en 1913. Sus dos hijos, que todavía eran pequeños, murieron cuando el vehículo en el que viajaban tuvo un accidente en el río Sena, de París. Le llevó años superar esta tragedia, si es que, en algún momento de su vida, pudo superarla.

Isadora Duncan se hizo admiradora de la revolución rusa y fue invitada por el propio Lenin a vivir y crear en Rusia. Allí, conoció al poeta Serguéi Esenin, 17 años menor que ella, y se casó con él. El matrimonio duró poco, debido al alcoholismo de Esenin, que terminó aislado en un hospital psiquiátrico en el que se suicidó. Su última y dramática aparición en los escenarios fue en la ciudad parisina. Otras fuentes señalan que Isadora era bisexual y una de las relaciones que están más documentadas es la que mantuvo con la escritora Mercedes de Acosta.

Se dice que el 14 de septiembre de 1927 mientras conducía su automóvil, el extremo del la larga chalina que adornaba su cuello se enredó en una de las llantas y le quitó la vida en Niza, Francia. Dicen que sus últimas palabras fueron “Me voy al amor”, haciendo alusión a una cita privada a la que acudía. En ese mismo año publicaron su autobiografía titulada ‘Mi vida’.

Con información de La Mente es Maravillosa, Mujeres que hacen historia y Danza Ballet

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