miércoles, abril 24, 2024
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La española más mexicana, Rocío Dúrcal, hoy en su aniversario la recordamos

También fue conocida como la diva de las divas

Hoy cumpliría 75 años la Española más Mexicana, la reina de las Rancheras, la Señora de la Canción o la Diva de las Divas, Rocío Dúrcal, quien nació el 4 de octubre de 1944 en el barrio Cuatro Caminos, en Madrid, España, hija de Tomás de las Heras y María Ortiz. Su nombre de pila María de los Ángeles de las Heras Ortiz, de cariño las personas cercanas a ella y amigos le decían Marieta, provenía de una familia de obreros que vivían con el sueldo que su padre ganaba como camionero, posteriormente fue taxista y tiempo después probado de autos de la Seat. Como contaba la cantante nunca pasaron hambre, pero tampoco sobraba nada.

Sus padres afirmaron que Marieta fue una niña muy tranquila, pero que siempre le gustaba salirse con la suya. En caso contrario era capaz de armar alborotos para informar que no estaba satisfecha de lo que le hacían. De todos modos, nadie hubiera sido capaz de imaginar que con el tiempo esa niña llegaría a tener miles de admiradores que se sentirían muy honrados si ella les permitiera satisfacer el menor de sus caprichos.

Su infancia transcurrió en un barrio tranquilo de Madrid. A diferencia de la mayor parte de los casos, Rocío no manifestó celos por el nacimiento de su hermano Jacinto, menor que ella algunos años, quien se convirtió en su juguete favorito y en el centro de toda su atención. Rocío era muy pequeña para comprender que el niño era una persona y muchas veces los padres la castigaron al sorprenderla haciendo maromas con su hermanito.

Después de Jacinto, Rocío tendría cuatro hermanos más: Carlos, María Antonia (Cuca), Arturo y Susana. Rocío afirmó que uno de los grandes regalos que Dios le ha dado son sus cinco hermanos, pues se llevan admirablemente y siempre se divierten cuando están en la intimidad del hogar. Su abuelo paterno trabajaba como conserje en la Institución Sindical de la Paloma, donde la familia vivió por un tiempo. Posteriormente se trasladó a Valencia, cerca de Nazaret. Rocío guarda gratos recuerdos de estos años. Le tocó hacer muchas cosas en casa así como ser madre para sus hermanos menores, por lo cual faltó mucho a clases en el colegio. Se la reconoce como la más fuerte, la emprendedora de la familia. Recuerda que las tormentas eran su único miedo.

Rocío fuera inscrita en el colegio, sus padres creían que la niña les daría dificultades porque estaba demasiado apegada a las costumbres hogareñas e iba a parecer intolerable permanecer en un lugar desconocido en compañía de otras niñas. Sin embargo, Rocío se mostró muy entusiasmada y el primer día que fue a la escuela levantó a toda su familia a las cuatro de la madrugada. Estudió en el Colegio del Sagrado Corazón de Jesús (Chamartín de la Rosa) una pequeña escuela vigilada por monjas católicas. Nunca causó problemas a sus maestras y disfrutaba haciendo toda tarea que le encomendaban.

En ese tiempo, confiesa ella, fue cuando sintió deseos de ser actriz. No confiaba sus sueños a nadie y prefería ocultarlos en la intimidad de su ser para que fuera lo que siempre habían sido; sueños de una niña ilusionada por el cine. Pero en ese entonces, la niña había ya demostrado inclinación por el canto, lo que hacía bastante bien. Esta actitud provocó las primeras dificultades en la escuela. A la hora del recreo sus compañeras no la dejaban descansar, sino que la obligaban a que les cantara. Rocío no se hacía de rogar; le gustaba cantar y, al mismo tiempo, parecía maravilloso contribuir a la diversión de sus compañeras.

Como en todo también había niñas a las que no les gustaba que Rocío acaparara toda la atención e impidieran que las demás se dedicaran a sus juegos acostumbrados. Por eso, cuando la veían cantando se lanzaban contra ella y sus admiradoras. El pleito se generalizaba.La pequeña asimilaba las enseñanzas de las monjas, al mismo tiempo que desarrollaba sus facultades para el canto. Así se convirtió en el número uno obligado en todas las fiestas escolares. Sus padres aplaudía sus aptitudes pero no consideraban la posibilidad de lanzarla al estrellato.

Durante algún tiempo, trabajó como auxiliar en una estética de damas en su barrio con el fin de apoyar económicamente a los suyos; pronto logró un ascenso. Se caracterizó por ser muy hogareña, muy buena hija y hermana. Religiosa, recatada, femenina y guapa, además de inteligente, simpática y elegante. Fue su abuelo paterno quien se dio cuenta del talento de la niña y que su arte no se podía quedar entre las cuatro paredes de su hogar.

Su carrera artística se inició cuando aún era una niña participando en varios festivales artísticos. Su abuelo paterno fue su primer admirador, quien insistía en su talento y encima de una mesa la hacía cantar para la concurrencia. Así empezó a jugar a ser artista. Su abuelo fue el primer promotor de su arte y su cómplice, ya que el padre de Rocío no veía con buenos ojos que su hija anduviera por todas partes como cantante. Sin embargo, el abuelo insistía casi en secreto y recorrieron muchas emisoras de radio que organizaban concursos para voces jóvenes.

El primer paso como profesional lo dio a los quince años, al destacarse en un concurso para cantantes noveles en el programa de «Primer aplauso» de la televisión española. Sus padres no se opusieron a que realizara su deseo de participar en este concurso, por lo que Rocío acudió a este; ahí cantó La sombra vendo y fue muy aplaudida por los organizadores del concurso. El programa era conducido por José Luis Uribarri y Jesús Alvarez. De esta manera, la joven Rocío se dio a conocer entre el público, haciéndose muy popular. Luego de su paso por el programa, adoptó el que sería ya su nombre artístico, Rocío Dúrcal.

Luís Sanz, un buscatalentos madrileño, quien estaba rasurándose, escuchó el precioso timbre de voz de Rocío y la vio en el programa, desde ese instante, Sanz sintió el impacto de su personalidad. Se dio cuenta que era fotogénica y tenía voz, gracia y una gran simpatía. Antes de que Rocío terminara con su actuación, Sanz ya se había comunicado con la televisora para que le proporcionaran el nombre y la dirección de la joven concursante.

Así el buscatalentos fue a la casa de Rocío y habló con ella y sus padres. Rocío estaba impactada porque Sanz era ya representante de varios famosos artísticos como Carmen Sevilla, Paquita Rico, Lola Flores, entre otros. Por primera vez en su vida habló de sus inquietudes artísticas y de sus deseos de ponerse en manos del señor Sanz, que pretendía lanzarla al estrellato.Al principio, los padres de la muchacha no sabían qué actitud debían tomar. Pidieron a Luís Sanz que les dejara pensar una semana, después de la cual le darían su decisión. Esa semana fue la más difícil para Rocío quien pedía la dejaran probar fortuna pero sus padres temían que su hija fracasara y se sintiera frustrada para siempre.

Así llego el día en que sus padres dieron su consentimiento nunca se imaginaron que su hija mayor no sólo no iba a fracasar, sino que se iba a convertir en un fenómeno artístico mundial. Solo tenía quince años y apenas era consciente, de lo que pasaba a su alrededor. Se divirtió muchísimo haciendo cine y nunca se sintió explotada porque si bien la gente que la ayudó a lograr la fama ella tenía beneficios de esto. Para Rocío era un mundo mágico lleno de sorpresas. Sanz le ofreció, en presencia de su familia, un contrato en exclusiva para su productora Epoca films, sin imaginar qué tan alto llegaría…

Luís Sanz se hizo cargo de ella, y así decidió convertirla en una gran estrella, comprendió que era necesario que Rocío abandonara
sus estudios de bachillerato y solo contar con maestros particulares y no fuera sometida a la disciplina de un colegio que ocuparía la mayor parte de su tiempo. Desde el principio, la joven se sometió a un riguroso entrenamiento que exigía mucha disciplina: Dieta en un severo régimen alimenticio. Estudios de canto con Lola de Aragón, el maestro Quiroga y Algueró. Canto y baile de flamenco con Jarrito. Además, recibió entrenamientos de baile con Alberto Lorca e interpretación en un plan minucioso de estudios promovido por Luís Sanz, quien la transformó y se encargó de revelarle todos sus secretos de la profesión artística, pero tuvo cuidado de que no perdiera su personalidad de adolescente ni el encanto que él había descubierto en ella.

Sanz la llevó a las fiestas, cócteles, entrevistas periodísticas y estrenos para introducirla en el medio artístico, ahí Rocío conoció a famosos como Jorge Mistral, Carmen Sevilla, Lola Flores, Vicente Parra, Paquita Rico… Rocío se caracterizaba por su entrega por lo que no dejó de superarse en la línea de la declamación, el canto, recitación, interpretación, gesto, mimo, expresión, ballet, francés, natación… También recibía clases de Historia del Arte, Literatura, Gramática y Matemática, aunque ésta última no fuera de su simpatía, Luís Sanz pensó que su nombre verdadero era muy largo y que, por lo mismo, no era estratégico. Empezaron a buscar un nombre que fuera corto y Sanz quiso uno claro, vital, fresco… como el rocío y de este modo surgió el nombre de ROCÍO. Quisieron un apellido muy español, entre los más comunes pero no llenaba las expectativas. Luego, en un mapa de España: Rocío cerró los ojos y empezó a dar vueltas y, finalmente, lo posó su dedo sobre una pequeña población de la provincia de Granada, llamado DÚRCAL, donde más tarde, Rocío sería homenajeada con grandes honores: el alcalde de esa época la nombró Hija Adoptiva y colocó el nombre de ROCIO DÚRCAL a una de sus calles.

Así Rocío fue sometida a unas pruebas fotogénicas con resultados extraordinarios. Los productores que estaban interesados en la joven desconocida tenían fe en ella y necesitaban aquilatar el valor de su descubrimiento. La prueba final estaba dirigida por Eugenio Martín, quien más tarde la dirigió en Las Leandras, en esta se dieron cuenta de que Rocío retrataba maravillosamente y transmitía con su mirada las emociones que el público aprecia en una actriz. Aquello era el fin del principio. Rocío, por el hecho de poseer una personalidad diferente, necesitaba una persona diferente. Era preciso que el público conociera a la futura estrella interpretándose a sí misma: una adolescente sencilla y enamorada de la vida.

El Séptimo Arte abrió puertas a Rocío Dúrcal, que vio pronto cómo se la conocía, y aclamaba, más allá de España. México, Venezuela, Puerto Rico, Estados Unidos poco a poco fueron rindiéndose a sus maneras tiernas y energía inabarcable. Así su primera película fue Canción de juventud, dirigida por Luís Lucia, todos estuvieron de acuerdo en que Rocío conquistaría a los diferentes sectores del público cinéfilo.El día del estreno de la cinta se celebró una gran función de gala en la que la debutante fue presentada al público asistente. Según declaró, esa fue la noche más emocionante de su vida, cuando subió al escenario y recibió el sincero y espontáneo aplauso que la gente le brindó, supo que no había equivocado su profesión y que tenía la obligación de complacer al público en cada una de sus futuras actuaciones.

Después del fuerte impacto provocado por el nacimiento de la nueva figura, su representante pensó que era conveniente internarla algunos meses en una escuela de niñas-bien, donde le enseñaran buenos modales y cómo comportarse en sociedad. Al mismo tiempo, Rocío tendría la oportunidad de cursar varias materias como Literatura, Historia… que le servirían para ampliar su cultura.De acuerdo a las declaraciones de la propia artista su llegada al cine fue un milagro en unos momentos económicamente difíciles para la familia porque les brindó la oportunidad de salir adelante. Mientras tanto, un grupo de guionistas se dedicó a la tarea de elaborar un nuevo argumento para la nueva estrella. A consecuencia de haber logrado el estrellato siendo muy joven, un grupo de periodistas pretendió inventarle una serie de romances publicitarios a lo que se opuso diciendo que era muy joven para pensar en el amor y que su único interés, por el momento, era su carrera.

Nuevamente dirigida por Luís Lucia en su segunda película: Rocío de la Mancha 1962, la joven actriz interpretó otro personaje que estaba muy de acuerdo con su tipo y sus posibilidades. El guión fue hecho a su medida, colmó las expectativas del público. Para promover el estreno de esta película, Rocío realizó una gira por España y en todos los sitios que se presentó provocó verdaderos tumultos. Así inició una serie de relaciones públicas asistiendo a festivales benéficos y sociales. Visitó hospitales, amenizó veladas a los políticos, hizo de madrina en promociones de estudiantes…

Contra lo que sucede en la mayoría de los casos, Rocío disfruta del contacto con el público y durante esos tumultos, la estrella acostumbraba mezclarse entre la gente sin ninguna protección. A los 17 años viajó por primera vez a México en medio de un entusiasmo desbordante, lo mismo sucedió en Venezuela, Puerto
Rico y en los Estados Unidos
donde se presentó en el célebre programa Ed Sullivan. A México volvería en múltiples ocasiones y al que estaría íntimamente ligada en muchos aspectos. Allí, como en otros países latinoamericanos, realizó varias presentaciones. A pesar de que es una estrella, Rocío asegura que su vida normal no ha sido afectada por el ambiente cinematográfico.

En 1963 se destacó con La chica del trébol (La cenicienta del barrio) en la que se lució más como actriz que como cantante. En su cuarta película Tengo 17 años (1964), Rocío manifiesta mayor madurez, crecimiento y romanticismo dejando de lado su rol de niña prodigio. En este año realizó su primera obra de teatro: Un domingo en Nueva York dirigida por Adolfo Marsillach, donde Rocío se reveló como una excelente actriz teatral.Luego, bajo la dirección de Luís César Amadori, le siguen: Más bonita que ninguna (1965), Acompáñame, Buenos días, condesita (1966), en este año Rocío recibió el Premio a la Mejor Actriz. Luego, filmó: Amor en el aire (1967) y Cristina Guzmán (1968) en la que la niña prodigio desaparece para siempre. Así Eugenio Martín la dirigió en Las Leandras (1969) el film más taquillero de su carrera. Trabajó en compañía de la mítica Celia Gámez y de Isabel Garcés.

La joven actriz tuvo muy pocos novios, generalmente salía en grupo con sus amigos y amigas. Tuvo un corto romance con el cantante Juan Pardo quien formaba, con Júnior (Antonio Morales Barretto), el grupo musical Los Brincos a quien Rocío admiraba; de hecho, interpretó algunas canciones del grupo en Más bonita que ninguna.Más tarde Juan y Júnior conformaron un excelente dueto. Al principio Júnior se sentía atraído por una amiga de Rocío y luego por la cantante Marisol, pero finalmente Rocío se convenció de que estaba realmente enamorada de Júnior y ella le declaró su amor. Tras de nueve meses de noviazgo se casaron el 15 de Enero de 1970 en el monasterio de San Lorenzo del Escorial, donde transcurrieron famosos, Carmen Sevilla, Augusto Algueró, Paquita Rico, Luís Sanz, Luís Lucia, Lola Flores, Juan Luís Galiardo…Viajaron de luna de miel a París, Roma y la Islas Azores. Luego, cuando la pareja regreso a sus actividades, se instalaron en el apartamento de Júnior. Rocío compaginó las labores del hogar con sus clases de canto y baile.

Rocío estuvo durante un tiempo retirada de los escenarios y de las salas de grabación. Nació su primogénita Carmen María Guadalupe el 12 de Diciembre de 1970 y cuya madrina fue Lola Flores. Rocío rechazó excelentes contratos por atender a su hija y, al siguiente año, regresó al llamado del arte de seguir conquistando al público reiniciando el cine en 1971 con La novicia rebelde (La novicia soñadora) dirigida por Luís Lucia. Luego filmó Marianela (1972) basada en la novela de Benito Pérez Galdós y dirigida por Angelino Fons. Este nuevo film le dio grandes satisfacciones como actriz y su interpretación, sin cantar, fue motivo de orgullo y superación.

En este año, artísticamente se desempeñó con Júnior, su esposo. Hicieron exitosas giras cantando juntos en España y América. El 1º de Abril de 1974 nació el segundo hijo Antonio Fernando y, como excelente madre, se dedicó a él y a enriquecer su vida familiar.En 1974 realizó su segunda obra de teatro: La muchacha sin retorno y el film Díselo con flores una coproducción francesa que fue presentada en el Festival de Cannes de ese año. Finalmente, hizo su última película: Me siento extraña (1977) un film no apto para menores y del que no quedó muy contenta y que constituyó, sin embargo, uno de los mayores éxitos comerciales del cine español de la Transición, convirtiendo a Bárbara Rey en todo un símbolo erótico y borrando definitivamente la previa imagen de Rocío Dúrcal.

En este año, Rocío hizo su tercera obra de teatro: Contacto peculiar con el que permaneció sólo algunas semanas en cartel, pues la llamaron de México para presentarse en Conciertos debido al gran éxito que había alcanzado su primer disco en rancheras. La evolución que ha experimentado desde el momento en que debutó en el cine hasta ahora, es muy notoria. Rocío y Júnior trabajaron juntos en obras teatrales y haciendo dueto. En uno de sus viajes a México, Rocío conoció, en 1976, al cantante que había de ser determinante en su carrera artística, el compositor de rancheras Juan Gabriel, quien compuso para ella varios temas que rápidamente se hicieron muy populares desde 1977. A partir de entonces se la identificó como intérprete de música ranchera y se convirtió en Embajadora del folklore mexicano. Júnior renunció a su carrera y a su fama para poder estar más cerca de sus hijos y ocuparse directamente de su educación. Rocío confesó agradecimiento eterno a su esposo por tal dedicación, facilitándole así el hecho de que ella continuara con su vital y próspera carrera .

El 28 de Agosto de 1979 nació su hija Shaila de los Ángeles, desde entonces, Rocío va de éxito en éxito a lo largo de 40 años de carrera artística. Rocío y Júnior conforman una de las parejas más estables del mundo artístico. En realidad, están cada vez más enamorados, se llevan muy bien en todos los aspectos, se entienden y comprenden… Su convivencia amorosa y fructífera basada en el amor incondicional y de apoyo mutuo en el dar, recibir y ceder de cada día… ¡Son un verdadero ejemplo para las parejas de hoy!.

En los últimos años, desde 1981, también optó por cantar baladas al lado de compositores de la talla de Rafael Pérez Botija, Juan Carlos Calderón, Felipe Campuzano, Marco Antonio Solís, Joan Sebastián y Roberto Livi. En 1998, con la dirección de Luís Sanz, realizó la serie Los negocios de mamá transmitada por TVE.

Luego de grabar las canciones del compositor Juan Gabriel y sus discos ser un gran éxito, logra darle una nueva fuerza a la canción ranchera y los mexicanos se lo agradecen nombrándola la «española más mexicana».A este primer álbum de rancheras le siguieron otros cuatro trabajos, todos ellos con la colaboración de Juan Gabriel. Posteriormente, Rocío Dúrcal vuelve a cantar en España, interpretando bonitas baladas como aquella «La gata bajo la lluvia». En 1995 Rocío Dúrcal publica «Hay amores y amores», un álbum por el que la artista fue nominada a los premios Grammy en la categoría de Latip Pop. Dos años después aparece «Juntos otra vez», un doble álbum en el que se vuelven a unir Rocío y Juan Gabriel para producir un estupendo trabajo.

En el año 2000 publica un nuevo disco de rancheras, titulado «Caricias» y poco después «Entre tangos y mariachi», un trabajo en el que mezcla la música argentina y la mexicana, demostrando que es capaz de interpretar gran variedad de estilos musicales. Rocío Dúrcal, cada vez más enamorada de su marido, y más pendiente de sus hijos. En octubre de 2001 le fue diagnosticado cáncer de matriz y desde ese día inició su lucha silenciosa y decidida contra la enfermedad la llevó en multitud de ocasiones al hospital donde, en sus entradas y salidas, mostraba la alegría y vitalidad con la que todos la recuerdan. Tres años después, nuevas complicaciones hicieron que se tuviera que someter a quimioterapia. La cancelación de algunas giras y conciertos hizo entonces que trascendiera la gravedad de su enfermedad. La misma que el 25 de marzo de 2006 ponía fin a su vida de estrella. Su recuerdo, sus canciones y sus películas nos permitirán seguir disfrutando de una de las grandes divas de la canción española.

A Dúrcal, Todo Música y Hola

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