viernes, marzo 29, 2024
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La 4T en serios problemas: las posibilidades de crecimiento se acortan

El gobierno de la 4T no la tiene fácil. A la crisis de la política de seguridad pública se suma la mayor debilidad estructural de la economía que se expresa en franca desaceleración, crisis de las finanzas públicas y una dependencia de los ingresos provenientes de las gasolinas y el diesel.

En su examen de octubre de 2019, el Fondo Monetario Internacional (FMI) estimó que el último lapso del año será complicado para la economía mundial y se caracteriza por una “desaceleración sincronizada” a la que corresponde una perspectiva de crecimiento mundial de 3.0% (el nivel más bajo desde la crisis de 2008-2009). Persiste una inflación moderada en los países avanzados, acompañada por políticas monetarias distendidas que buscan apuntalar el dinamismo de las condiciones financieras.

Las economías avanzadas estarían creciendo este año 1.7%, los Estados Unidos 2.4%, la zona euro 1.2% y Canadá 1.5%. América Latina y el Caribe crecería sólo 0.2% con una proyección para México de 0.4%, aunque para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ésta caería a 0.2%.

Los resultados del desempeño económico nacional son preocupantes. El INEGI presentó (30 de octubre de 2019) los resultados de la Estimación Oportuna del Producto Interno Bruto (PIB) trimestral, los cuales señalan que en su comparación anual con series desestacionalizadas éste mostró una reducción real de -0.4% en el tercer trimestre respecto al mismo lapso de 2018. Por actividades económicas, el sector primario avanzó 5.3%, el secundario descendió -1.8% y las actividades terciarias mantuvieron el mismo nivel que el reportado en igual trimestre del año pasado.

El PIB aumentó 0.1% en términos reales en el trimestre julio-septiembre de este año frente al trimestre previo con cifras ajustadas por estacionalidad. Las actividades primarias crecieron 3.5%, las secundarias cayeron -0.1% y las terciarias no mostraron variación.

Durante los primeros nueve meses de 2019, el PIB oportuno no registró cambio frente a igual lapso de 2018, con cifras desestacionalizadas.

A estos datos que exhiben la debilidad económica del país, corresponden un franco deterioro de las finanzas públicas. Los ingresos provenientes del impuesto sobre la renta (ISR) y del impuesto al valor agregado (IVA) registraron una caída conjunta durante el tercer trimestre de 2019, de acuerdo con datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

En septiembre el ISR cayó -2.2% en términos reales respecto de igual mes del año pasado, mientras que el IVA disminuyó -0.6% en términos reales comparado con igual mes del 2018. Con estas variaciones negativas los impuestos mostraron tres meses en terreno negativo.

En agosto el ISR disminuyó -3.6% real anual y el IVA -11.6% real anual, en tanto que en julio el ISR cayó -10.1% real anual y el IVA -7.9% real anual.

Al observar el acumulado, Hacienda indicó que entre enero y septiembre de 2019 se recaudó un billón 298 mil millones de pesos por ISR, lo que representa una reducción de -0.6% en términos reales respecto de igual periodo del año pasado. En el caso del IVA, la recaudación sumó 710 mil 774 millones de pesos en los primeros nueves meses del año, esto representa una caída de -2.6% en términos reales.

En total, por ingresos tributarios se recaudaron 2 billones 445 mil millones de pesos, una cifra que está 68 mil millones de pesos por debajo de lo programado para el periodo de referencia en 2019.

No obstante, los ingresos tributarios resultaron 2.4% superiores en términos reales respecto de igual periodo del año pasado, lo que se logró gracias a los mayores recursos recaudados por el impuesto especial sobre producción y servicios (IEPS) a combustibles (gasolina y diesel).

Estos datos que muestran el estancamiento económico en que se encuentra el país, ponen en evidencia que la economía “está parada” y que su mayor debilidad proviene de una exigua inversión. Como se observa, el desempeño internacional de desaceleración, baja inflación y reducción de la productividad, debilidad comercial y mayor volatilidad e incertidumbre, que está impactando a todas las economías del mundo, se combina con factores internos vinculados a la baja ejecución del presupuesto, la caída de la inversión público-privada y la pérdida del dinamismo de las finanzas públicas.

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