jueves, abril 25, 2024
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Hábitos saludables

Discapacidad y salud.

Alcanzar el desarrollo vital pleno de la persona se fundamenta en establecer una serie de pautas en las que se equilibren las costumbres diarias con una serie de hábitos que garanticen un estilo de vida saludable.

Conocer las posibilidades y las limitaciones, y fomentar el interés por la vida activa, la autonomía personal y la salud personal forman parte de los ingredientes básicos para edificar una vida sana.

Equilibrio nutricional

Como cualquier persona, la discapacitada tendrá mejor salud y podrá prevenir ciertas enfermedades si mantiene una buena alimentación. En su caso, hay que prestar especial atención, ya que puede haber problemas adicionales, como el estreñimiento debido a la escasa movilidad física, etc.

Vida activa

El ejercicio físico es esencial, en la medida de las posibilidades de cada persona, ya que la falta del mismo puede ocasionar problemas, como la obesidad, el debilitamiento muscular, la osteoporosis, el estreñimiento, etc. Las personas discapacitadas han de hacer un esfuerzo especial para hacer ejercicio o incrementar su movilidad, dependiendo de los grados de incapacidad motora que tengan y recurriendo a terapias si fuera necesario.

Cuidados médicos

Las personas con una gran discapacidad física que ven comprometida su movilidad tienen unos requerimientos asistenciales específicos que es importante conocer para evitar las complicaciones. El grado de asistencia dependerá del compromiso de la movilidad de cada persona.

Algunos de los cuidados más frecuentes en personas con discapacidad son:

Cuidados cutáneos.Es muy importante que, ya sea el cuidador o el propio paciente, inspeccionen de forma rutinaria la piel, especialmente aquellas zonas que están más sometidas a presión. Hay que mantener una rutina de baño o ducha diarios. Se utilizará jabón neutro, se enjuagará bien la piel y, sobre todo, se mantendrá seca, principalmente, en las zonas de los pliegues cutáneos.

Cuando una persona está sentada en un silla de ruedas de manera continuada se han de realizar movimientos frecuentes para evitar una presión continuada sobre el sacro y las nalgas. Si es posible, para dormir se intentará adoptar una posición en decúbito supino para liberar durante unas horas la presión sobre la espalda y las nalgas.

Cuidados digestivos. Hay que seguir una alimentación equilibrada que asegure el aporte necesario de nutrientes por una parte y, por otra, que facilite el tránsito intestinal. Para ello, habrá que incluir en la dieta una parte de fibra; es decir, frutas y verduras. También son necesarios los líquidos en la dieta, ya que el aporte de agua es necesario para facilitar el tránsito intestinal.

Además de la alimentación, es importante, en los casos de trastornos neurológicos y de disminución de la movilidad que ocasionan modificaciones de la función intestinal, crear un hábito que asegure la continencia diaria y la eliminación rutinaria de los residuos (en algunos casos será necesario la utilización de algunos medicamentos laxantes para facilitar la evacuación y pautarla a una hora determinada).

Complicaciones urinarias. Para evitar las complicaciones urinarias más frecuentes, se pueden seguir unas sencillas pautas como son: beber una cantidad suficiente de líquidos, vaciar la vejiga regularmente y ser estricto en la limpieza de las sondas y los catéteres cuando estos sean necesarios.

Saludemia

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