viernes, marzo 29, 2024
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El origen del orgasmo femenino

Según un nuevo trabajo, el orgasmo surgió para provocar la ovulación, pero dicha función se perdió con la evolución de algunos mamíferos, incluidos los humanos.

Por qué existe el orgasmo de las mujeres ha sido un tema que ha desconcertado a la ciencia durante mucho tiempo, sin una razón biológica aparente para esa cascada de placer que sienten las mujeres al alcanzar el clímax. Un misterio biológico. Ahora, los científicos creen que el orgasmo pudo haber evolucionado en los primeros humanos para inducir la ovulación durante las relaciones sexuales; una función que se perdió con el paso del tiempo en algunos mamíferos, incluidos los seres humanos.

Los mismos autores habían publicado un trabajo anterior sobre orgasmos femeninos en 2016 en la revista Journal of Experimental Zoology. Su estudio se tituló «El origen evolutivo del orgasmo femenino», en el que estudiaron la conexión entre las hormonas y los circuitos reflejos neuronales que conectaban las relaciones sexuales con la ovulación. Los autores escribieron en ese momento: «El orgasmo en las mujeres obviamente no contribuye al éxito reproductivo, y sorprendentemente no acompaña a las relaciones heterosexuales». En este nuevo estudio escriben: «La existencia del orgasmo femenino es intrigante por dos razones: por un lado, el orgasmo femenino no es necesario para el éxito reproductivo femenino, y por otro lado, este reflejo neuroendocrino es demasiado complejo para ser un accidente evolutivo».

Existen múltiples teorías sobre la función de los orgasmos femeninos. Algunos estudios han encontrado que las contracciones del útero experimentadas durante el orgasmo ayudan a transportar los espermatozoides hacia el óvulo. Sin embargo, muchas mujeres no llegan al orgasmo durante el coito, y también es común que las mujeres conciban sin llegar al clímax.

El orgasmo femenino podría haber evolucionado como parte de un mecanismo biológico para inducir la ovulación, según los nuevos hallazgos publicados en PNAS. El estudio muestra que las conejas hembras tratadas con antidepresivos que suprimen los orgasmos en humanos liberan menos óvulos de lo normal durante el sexo, lo que apunta a una posible explicación evolutiva de dónde vino el fenómeno.

El orgasmo femenino no es necesario para la reproducción, ya lo sabemos, pero la complejidad de las respuestas neuronales y hormonales subyacentes sugiere un origen evolutivamente antiguo, lo que hace que los investigadores se pregunten por qué está presente en los humanos.

Los investigadores recurrieron a los conejos, que exhiben lo que se conoce como ovulación inducida por la cópula, lo que significa que liberan óvulos cuando son estimulados por el sexo, en lugar de ovular cíclicamente como lo hacen los humanos. Los investigadores trataron a 12 conejos hembras con un curso de fluoxetina de dos semanas (Prozac), que se sabe que suprime los orgasmos en mujeres humanas. Luego, contaron cuántos óvulos fueron liberados después de que las conejas mantuvieran relaciones sexuales con un conejo macho, conocido como «Frank».

Los investigadores descubrieron que los conejos tratados con antidepresivos liberaron un 30% menos de óvulos que los conejos de control. Los hallazgos sugieren que el control de la liberación de óvulos estimulada por el sexo en conejos opera a través de vías biológicas similares al orgasmo femenino en humanos.

Los misterios de la selección natural

Esto respalda la idea de que las mismas hormonas y circuitos cerebrales podrían estar involucrados tanto en la ovulación desencadenada por el sexo como en el orgasmo. Podría ser que ambos eventos ocurrieron en nuestros ancestros mamíferos, o tal vez los circuitos cerebrales se emplearon en algún momento para desencadenar la liberación de óvulos y desde entonces se han convertido en un mecanismo para desencadenar el orgasmo.

Sin embargo, algunos investigadores cuestionan si los resultados pueden extrapolarse a las personas. Julie Bakker, neuroendocrinóloga de la Universidad de Lieja en Bélgica que estudia la ovulación en hurones y no participó en el trabajo, contó a Scientific American que el estudio es un comienzo interesante, pero que «no existe el orgasmo en conejos».

También señala que el tamaño del efecto que midió el equipo fue pequeño. Una «reducción del 30 por ciento en el número de ovulaciones es muy marginal. Hubiera sido mucho más convincente si no hubiera ovulación en absoluto» después del tratamiento, aclara la experta.

Muy Interesante.

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