Poco a poco se ha ido deteriorando nuestro crecimiento y la economía. Ya desde comienzos de 2019 las finanzas se debilitaron, dejó de crecer la inversión, la violencia se incrementó como nunca y el peso de la informalidad se hizo sentir como un efecto de nuestros problemas estructurales, sobre todo de desigualdad y pobreza, así como de profunda inequidad regional.
Con base en datos del INEGI, en el primer trimestre de 2018 el Producto Interno Bruto (PIB) creció 2.5% anual, para el segundo trimestre el aumento fue de 1.9% y pasó durante el tercero a 2.6%, para llegar a 1.5% en el último trimestre.
El año de 2019 fue, primero de estancamiento y, posteriormente, de entrada en recesión. Así, en el primer trimestre no se registró variación anual. Para el segundo trimestre apenas crecimos 0.1%. En el tercer trimestre comenzó la recesión con un crecimiento negativo de -0.2%, que continuó durante el último trimestre para llegar a un nivel también negativo de -0.4%.
Siguiendo esta tendencia negativa, el INEGI presentó (30 de abril de 2020), con datos desestacionalizados, la estimación oportuna del PIB trimestral. Este indicador, durante el primer trimestre de 2020, registró una nueva reducción real de -2.4% en su comparación anual, lo que implica una tercera caída acumulada desde el tercer trimestre del año pasado, es decir, nueve meses de errático comportamiento. Además, este dato es la mayor contracción registrada desde hace 11 años.
En el trimestre en cuestión, por actividades económicas el PIB de las secundarias descendió -3.8% y el de las terciarias -1.4%, en tanto que el de las primarias avanzó 1.2%.
También con datos desestacionalizados, dicha estimación oportuna del PIB trimestral reportó una caída -1.6% en el primer trimestre de este año con relación al trimestre inmediato anterior.
Por componentes, el PIB de las actividades secundarias y terciarias descendió -1.4% de manera individual, mientras que el de las actividades primarias creció 0.5% en el primer trimestre de 2020 en comparación con el cuarto trimestre de 2019.
De este modo y de acuerdo con estas tendencias, según algunos analistas en 2020 se podría llegar a resultados muy preocupantes. Por ejemplo, para la institución financiera Credit Suisse este año la economía de México podría contraerse -9.6%, lo que sería la mayor caída desde 1932 cuando el PIB tuvo una baja de más de 14%.
Según estos cálculos, una disminución en el PIB real de -9.6% para 2020, también excedería el alcance de las contracciones económicas que se registraron durante las dos últimas recesiones, de -5.3% en 2009 y -6.3% en 1995.
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