jueves, marzo 28, 2024
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Datos que no conocías de Miguel Hidalgo

Te decimos 13 datos que tal vez desconoces sobre el padre de la patria, en este día de su natalicio.

Esta es la historia no contada tarde o temprano nos llama a rescatarla y reconocerla. Eso es precisamente lo que nos dice el escritor Paco Ignacio Taibo II a través de sus novelas e investigaciones históricas, en donde nos revela facetas desconocidas de personajes como Pancho Villa o Miguel Hidalgo, el Padre de la Patria, de quien te presentamos algunos datos que quizás no sabías sobre su vida y papel en la Independencia de México. Quien nació en Pénjamo (Hoy en día Guanajuato), México el 8 de mayo de 1753; fue hijo de Cristóbal Hidalgo y Costilla, y Ana María Gallaga. Su nombre Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga Mandarte y Villaseñor.

La falsa imagen de Miguel Hidalgo.

De acuerdo con Paco Ignacio Taibo II, la imagen que se nos presentan del cura Hidalgo en monografías, pinturas, murales y demás, es falsa; Hidalgo nunca fue retratado o pintado en vida, las primeras pinturas sobre él se realizaron 50 años después de su muerte, por lo que su imagen españolada es una versión “hechiza” de su verdadera apariencia. De hecho, sólo se sabe que sus rasgos eran mestizos, y que en ellos resaltaba su nariz aguileña.

El cura políglota.

El conocimiento que tenía Miguel Hidalgo de idiomas extranjeros y de distintas lenguas indígenas, conectó sus ideas revolucionarias con el mundo marginado de los pueblos originarios. Hidalgo dominaba, además del español, el latín, italiano, francés, tarasco, náhuatl y otomí.

El radicalismo de Hidalgo.

Las ideas radicales de Hidalgo lo hicieron sujeto de denuncias y procesos inquisitorios desde que dictaba cátedra en la universidad de Morelia; no era para menos, pues en aquella época no eran bien recibidas sus ideas y frases, como aquella en donde opinaba que la Biblia no debía ser estudiada de rodillas sino leída con libertad de entendimiento. Fue expulsado de la vida académica bajo acusaciones de liberal y mujeriego.

Cómo comenzó la Independencia.

La decisión de tomar las armas ocurrió en la casa cural del pueblo de Dolores, la madrugada del 15 de septiembre de 1810, cuando Hidalgo y Allende recibieron la noticia de que la conspiración se había descubierto.

Allende pidió a Hidalgo no apresurar la insurrección y esperar para comunicar a los demás insurgentes la situación. Sin embargo, Hidalgo sabía que no tenían tiempo para eso y era momento de comenzar el movimiento. De aquella ocasión se desprende la frase: “las cartas están jugadas, vamos a coger gachupines”.

La noche o la madrugada del Grito.

Después de comenzar la insurrección, Hidalgo, Allende, y un grupo de 56 personas salieron de la casa del cura y se dirigieron al atrio de la parroquia de Dolores y, contrario a lo que se cuenta, Hidalgo no fue quien repicó las campanas.

Entonces ¿quién tocó la campana de Dolores?

Eran las 5 de la mañana del 16 de septiembre de 1810 y como era usual, el campanero de la parroquia, apodado “el Zurdo” Galván, repicó las campanas para llamar a la misa de domingo.

Cuando los pobladores de Dolores y los alrededores comenzaron a llegar, Hidalgo los llamó a la insurrección repitiendo de nuevo: “vamos a coger gachupines”

El primer ejercito de Hidalgo.

Por increíble que parezca, el primer ejército con el que Hidalgo se lanzó a la batalla estaba compuesto por 8 de sus sirvientes y 70 presos que liberó de la cárcel de Dolores, los cuales eran en su mayoría indígenas que purgaban penas injustas.

La primera victoria de Miguel Hidalgo: San Miguel de Allende.

A su paso por haciendas y cárceles, Hidalgo liberaba presos y esclavos que se iban sumando a su ejército. Al llegar a San miguel de Allende, Hidalgo tomó la ciudad a pesar de la resistencia de los españoles y los comerciantes locales. Fue así como se apuntó su primer gran victoria.

La verdad sobre el emblemático estandarte guadalupano.

Es de sobra conocida la imagen de Miguel Hidalgo empuñando un estandarte de la Virgen de Guadalupe. Dicho estandarte pertenecía al Santuario de Atotonilco, situado a escasos kilómetros de San Miguel de Allende.

Fueron los indígenas que acompañaban a Hidalgo, quienes montaron el lienzo con la imagen guadalupana en una cruceta rudimentaria. Así se convirtió en la bandera de la Independencia.

El estandarte no era cargado por Hidalgo como se ha difundido en muchas imágenes, sino por los mismo indígenas que se turnaban para transportarlo.

La toma de Guanajuato y el valor del Pípila.

Los españoles se habían parapetado dentro de la Alhóndiga de Granaditas con un arsenal que les permitía resistir tras los muros y ocasionar numerosas bajas al ejercito revolucionario.

Entonces apareció Juan José de los Reyes, el “Pípila”, un minero indígena que ofreció a Hidalgo quemar la puerta de la alhóndiga para acabar con los españoles que yacían dentro.

Aún no se sabe si el Pípila actuó solo o junto con otros mineros; como sea, el plan dio resultado. Llegó hasta la puerta de la alhóndiga protegido por una losa atada a su espalda que lo protegían de las balas españolas, la untó con brea, y le prendió fuego.

La Batalla de las Cruces.

Esta batalla ocurrió en uno de los valles del actual estado de Toluca. Fue una de las más sangrientas, pero terminó en victoria para el ejército de Hidalgo.

Todo parecía indicar que el próximo paso era tomar la capital de la Nueva España; sin embargo, Hidalgo no lo hizo y aún no se sabe por qué. En cambio, comenzó a marchar hacia el norte pasando por Guadalajara hasta ser capturado en Durango.

El encarcelamiento de Miguel Hidalgo.

Antes de su muerte, Hidalgo fue encarcelado tres meses en las instalaciones de un hospital en Chihuahua.

Durante este tiempo fue excomulgado e interrogado incesantemente por miembros de la Inquisición, quienes asentaron en actas el arrepentimiento del cura; sin embargo, los testigos del encarcelamiento aseguraron que Hidalgo nunca se arrepintió de sus actos.

La muerte heroica de Miguel Hidalgo.

El día de su fusilamiento, Hidalgo recibió su última comida a la hora del desayuno. Dicen que se quejó de la pobre ración de leche que le habían dado; dijo que no porque fueran a matarlo se merecía tan poco.

Horas más tarde fue llevado a la plaza donde sería fusilado; mientras era escoltado, repartía dulces a los soldados que lo fusilarían. Pidió que lo mataran de frente, no de espaldas como lo tenían previsto.

Le vendaron los ojos, lo sentaron en un banco atado a un madero. Se colocó la mano en el corazón, pues quería que los soldados le dieran directamente ahí.

La primer descarga de balas falló; aunque estaban a cuatro metros de él, solo hirieron parte de su estómago; seguía con vida y la venda había caído de sus ojos. Se ordenó una segunda descarga mientras Hidalgo veía a los soldados fijamente, las balas terminaron con su estómago pero aún vivía.

El oficial a cargo de la ejecución, desesperado, ordenó disparar a quemarropa sobre el corazón de Hidalgo. Años más tarde, ese mismo oficial confesó que sus soldados tenían miedo y temblaban al apuntar contra el Padre de la Patria.

Con información de México Insólito y la historia de México no contada – Miguel Hidalgo y sus amigos / Paco Ignacio Taibo II

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